08 mayo 2013

Utopías renacidas

Era una Cali atravesada la que me tocó vivir, ciudad esquizofrenia, neurótica, bipolar, emocionalmente jodida, oscilante entre el amor y el odio. Para no odiarla tanto me refugié en reminiscencias de generaciones pasadas y ajenas, yo fui de esa generación de los ochentas-noventas, esa misma que vio parir un narco tras otro, mujeres convertidas en muñecas siliconudas y prostituídas ante inacabadas bonanzas cocaleras, carteles ya no de cine o teatro sino de mafia y paramilitarismo  televisados en horario familiar y como espectáculo sus orgías de sangre, banalidad y superficialidad repotenciada. 

Me quería quedar con los colores de generaciones pasadas, solía pensar que las apuestas de presente y futuro emancipado de los años sesenta y setenta habían sido la cuna de los sueños revolucionarios, las utopías y las rebeldías, esas que parecían haberse quedado sepultadas -o al menos eso intentaron hacernos creer- bajo la desesperanza de los escombros del muro de Berlín. 

No entendería hasta muchos años después que las utopías se renacen una y otra vez, no sabría hasta muchos años después que quedaría atrapada en la utopía Frente Unidista del padre Camilo Torres Restrepo.


Lorena López Guzmán


Fotografía tomada en la ciudad de Cali, 2009.

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